La larga condena de los refugiados en el desierto

Heraldo de Aragón 8 febrero 2018

Las desapariciones, los mutilados por las minas, los discapacitados o, simplemente, el precario día a día en los campamentos de Tinduf, un territorio «cedido» a los refugiados del Sáhara Occidental por Argelia, son los temas que aborda la exposición ‘Visiones saharauis’. La muestra recoge, en la Casa de los Morlanes de Zaragoza, una treintena de fotografías tomadas por el reportero de HERALDO Gervasio Sánchez. Se ha inaugurado este miércoles y se puede visitar hasta el próximo día 1 de mayo.

«He querido realizar un trabajo claro, que no sea reiterativo y que construya una narrativa de la vida cotidiana en los campamentos», ha explicado Sánchez en el acto de presentación de una muestra que alberga también imágenes de las pinturas rupestres que existen en la zona, de decomisos de droga –uno de los grandes problemas actuales– o de maniobras militares. «Muchos jóvenes saharuis están cansados de vivir en esas condiciones y se están preparando para una posible guerra», ha recalcado.

Proyecto ‘Vacaciones en paz’

Financiada gracias a una subvención de cooperación al desarrollo del Ayuntamiento de Zaragoza al Observatorio Aragonés para el Sáhara Occidental, ‘Visiones saharauis’ cuenta también con un trabajo audiovisual que narra la experiencia de cinco niños refugiados que han participado en el proyecto ‘Vacaciones en paz’, una iniciativa que permite a los más pequeños salir del desierto en los meses más duros de verano y pasar unas semanas en una localidad española, en este caso, Zaragoza. «Los he seguido aquí, con sus familias de acogida, y ahí, con sus familias naturales, en los campamentos.Una de las niñas era discapacitada, lo cual me parece una historia muy bonita –explicó Sánchez–. El vídeo da una idea de las diferencias de lo que es la vida aquí y la vida allí, con calor, con frío, con inundaciones, con el siroco…», ha aclarado.

El presidente del Observatorio Aragonés para el Sáhara Occidental, Francisco Palacios, ha hecho referencia a ese concepto que está «tan de moda entre la clase polítca de este país», el «derecho de autodeterminación, que jurídicamente solo es aplicable a los pueblos en proceso de descolonización. Y el Sáhara Occidental es uno. Se cumplen 60 años de la resolución de la Organización de Naciones Unidas que anexa a este país a ese documento y la clase política no ha llevado a cabo ninguna iniciativa mínimamente solvente para que se consume».

Un ejemplo de organización

«No tener derecho a la autodeterminación significa estar en un territorio ocupado militarmente, ser un refugiado o huir al exilio. Y en esas condiciones vive el pueblo saharaui», ha afirmado Palacios. Bajo su punto de vista, la exposición tiene dos vertientes: una que explicita la represión y la persecución del reino de Marruecos hacia el pueblo saharaui, y otra que ilustra cómo los campamentos se han convertido en un ejemplo de organización y funcionan «casi como un Estado».

En esa idea ha abundado la representante del Frente Polisario en España, Jira Bulahi Bad, quien ha destacado el «trasfondo de la exposición», que acerca un conflicto «invisible» en el que se violan «constantemente los derechos humanos». La muestra refleja «la eternidad de una población refugiada» que sufre «el expolio continuo de sus riquezas por parte de Europa» y «continúa necesitando ayuda humanitaria».

Tan cercano como distante

Bulahi ha añadido que estas iniciativas «rescatan en la memoria colectiva a un país que anhela la paz, un país tan cercano como distante a la vez, que fue colonia española hasta hace pocos años». El reportero ha insistido en la necesidad de una intervención de las grandes potencias mundiales y de la ONU en el conflicto, y ha lamentado que «en España hayamos hecho las cosas tan mal en la Guerra Civil y no estemos para dar lecciones a nadie».

«‘Visiones saharauis’ es una exposición, pero no lo es. Es un compromiso, una obligación ética y moral con un pueblo hermano al que hace muchas décadas condenamos al ostracismo y a la miseria», ha sentenciado el consejero muncipal de Cultura, Fernando Rivarés. La muestra supone, en su opinión, «el reflejo de una situación de la que somos corresponsables y podemos ser ‘cosolucionadores’. Si queremos».