Daños colaterales de la Realpolitik. Comparecencia ante la Cuarta Comisión de Naciones Unidas

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Alvaro Longoria

Productor y director del documental “Hijos de las nubes. La última colonia”, premio Goya 2013 al mejor documental. Comisionado ante la Comisión de Descolonización de NN. UU. en 2011).


  1. DAÑOS COLATERALES DE LA REALPOLITIK

 La cuestión de si la autodeterminación es un derecho humano ha demostrado ser algo delicado a lo largo del último siglo, y hoy en día sigue siendo un tema controvertido, un punto débil del derecho internacional, cuestionado legal y moralmente. El mero concepto de Nación es un invento de los movimientos nacionalistas aparecidos en Europa después de la Segunda Guerra Mundial y en África coincidiendo con el último proceso de descolonización.

En el transcurso de los 4 años que pasé dirigiendo la película documental sobre el pueblo Saharaui Hijos de las Nubes, la última colonia, y en las casi 100 entrevistas que realicé, traté de obtener una respuesta simple y clara a una pregunta: ¿es la autodeterminación un derecho humano básico? La respuesta fue unánimemente vaga, sí, pero depende, en teoría sí… Esto es lógico, no hay una respuesta correcta generalizable para todas las situaciones, están el País Vasco, Córcega, Palestina, Islas Malvinas, La Cabilia, Quebec, Escocia…

Esto puede sonar descorazonador, pero no lo es. El caso específico del Sáhara Occidental es una excepción, todo el mundo está de acuerdo en que el pueblo saharaui tiene derecho a decidir su destino, incluso el Rey de Marruecos Hassan II acordó este principio cuando firmó el Plan de Paz Baker, patrocinado por Estados Unidos y la ONU. La clave, como siempre, se halla en los detalles, no en los titulares.

Tratemos de determinar, con términos claros, lo que constituye un Pueblo: un grupo de ciudadanos unidos por una historia, una cultura, un idioma y una religión comunes. Bien, esto define a los saharauis, pero podría incluir también la mayor parte de Mauritania, el sur de Argelia…, porque no olvidemos que los colonos impusieron a los saharauis fronteras artificiales. Los saharauis eran nómadas que vivían en el desierto, y en el desierto no había fronteras. Esto parece difícil, un nuevo obstáculo. No tanto, el derecho internacional y su legislador, la ONU, han establecido algunas normas. En principio, y en caso de duda, las fronteras coloniales deben ser la referencia. ¿Es esto correcto? ¿Es justo? Es lo que hay… Y esto es hoy la causa de la mayoría de las guerras africanas. El modelo europeo de las naciones modernas fue impuesto en un continente de tribus, no de propietarios de tierra, por lo que no funciona bien, pero tiene que funcionar tan bien como sea posible.

Dicho esto, si volvemos al tema que nos ocupa, los saharauis, no nos enfrentamos a una cuestión de principios, nos enfrentamos a una cuestión de conveniencia. A los jugadores del ajedrez de la política internacional no les conviene solucionar toda situación injusta, solo aquellas que afectan a los poderosos son verdaderamente importantes. ¿Quiénes son los poderosos? Esencialmente, los países que salieron victoriosos de la Segunda Guerra Mundial (China, EE.UU., Rusia, Reino Unido) y Francia. Los ganadores establecieron las reglas del juego y son ahora los encargados de legislar. Ellos ostentan el poder porque cada uno de ellos se atribuyó el derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Es esto justo? Quizás no, pero es lo que hay, y debemos trabajar con ello.

Todo esto es lo que se llama REALPOLITIK, la diplomacia y las políticas internacionales basan en estrategias e intereses económicos, mientras la democracia y los derechos humanos quedan relegados a un segundo plano. Los saharauis sufren el daño colateral de esta diplomacia que no se basa en principios fundamentales. Siendo muy pocos, demasiado débiles y demasiado ingenuos, se han colado entre las grietas de la realpolitik.

Esto es lo que trata nuestra película Hijos de las Nubes… ¿Quiere esto decir que debemos darnos por vencidos? Muy al contrario, creo que hay tres cosas que pueden cambiar el status quo:

  • Presión de la opinión pública a los líderes.
  • Un cambio en el equilibrio estratégico de la región, como una guerra o una revolución en el área (Mali).
  • Una Intifada saharaui que incluya a los saharaui de los campos de refugiados así como a los de los territorios ocupados.

Voy a centrarme sólo en el efecto que puede tener la opinión pública. Creo firmemente que puede conseguir que las cosas cambien. Un ejemplo práctico: en marzo de 2013, mi película fue proyectada en la Sede de la ONU en Nueva York. Después de la proyección, un pequeño grupo que incluía a Aminatou Haidar, Kerry Kennedy, Javier Bardem y a mí mismo, nos reunimos con Susan Rice, embajadora de los EE.UU. para la ONU. Le pedimos que apoyara nuestra petición de que los Cascos Azules supervisen los derechos humanos en el Sahara. Ella dijo: “Haré lo que pueda”. Dos semanas más tarde EE.UU. recomendó que la monitorización de los derechos humanos pasase a ser competencia de la misión de paz de la ONU que hay en el Sahara. Finalmente prevaleció la realpolitik y Marruecos, que se opuso firmemente a esta iniciativa, obtuvo el apoyo de España, Francia y Rusia. El Consejo de Seguridad renovó la misión sin el componente de derechos humanos.

A pesar de ello este fue un paso importante en la dirección correcta, dentro del juego de ajedrez internacional de la ONU. Si EE.UU. quiere que las cosas cambien, cambiarán.

Por último, no olvidemos el potencial de la opinión pública en Francia. La república basada en los ideales Libertad, Igualdad y Fraternidad tiene una política exterior que apoya sin reparos a regímenes, en países aliados, que no comparten estos principios. Esto funciona mientras la opinión pública en Francia no sepa lo que está sucediendo, pero en la era de la información esto no durará para siempre.

El poder de muchos individuos, cuando luchan juntos, es imposible de parar. Juntos podemos, y debemos, mejorar las cosas.

2. COMPARECENCIA ANTE LA CUARTA COMISIÓN DE NACIONES UNIDAS (5 DE OCTUBRE DE 2011, NUEVA YORK)

Es un honor estar aquí. Esta es una de las pocas instituciones oficiales en el mundo en las que el pueblo saharaui todavía tiene voz, y esto les da esperanza.

Esta mañana he recibido mensajes, desde los campamentos y desde el territorio ocupado, diciéndome lo importante que ha sido para ellos que el mundo dirigiera ayer su atención hacia el Sahara, debido a la presencia que han tenido en periódicos y televisiones gracias a esta Comisión.

Pido encarecidamente a los cinco Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad que recuerden que el éxito y la legitimidad de sus poderosas naciones nacen de los ciudadanos que lucharon y murieron por la democracia y los derechos humanos.

Los ciudadanos de las naciones democráticas tienen la obligación moral de promover sus principios fundamentales, democracia y derechos humanos, fuera de sus fronteras. Es un error apoyar políticas internacionales que no promueven estos dos elementos básicos de nuestra civilización. Los intereses estratégicos o económicos no pueden ser usados como argumento.

Esto se aplica particularmente a la situación del Sahara Occidental, donde muchas familias llevan separadas treinta y cinco años, donde los ciudadanos son objeto, incluso en estos últimos días, de terribles abusos de sus derechos humanos, y no tienen ninguna protección real por parte de las instituciones internacionales; donde los refugiados esperan en condiciones horribles una solución que les fue prometida por la ONU hace 20 años.

Hago un llamamiento a los representantes de los Estados Unidos y Europa, especialmente el Reino Unido, Francia y España, para que no se olviden de representar a sus ciudadanos que creen en estos principios básicos fundamentales. Ningún ciudadano aceptaría que los derechos humanos no se respetasen dentro de sus propias fronteras. ¿Por qué iban a permitir estas políticas fuera de ellas?

También hago un llamamiento a todos los ciudadanos que creen en la democracia y en los derechos humanos para que recuerden a sus gobiernos cuál es su deber, tanto dentro como fuera de sus fronteras.

No existe justificación alguna para que la misión de paz de Naciones Unidas no empiece inmediatamente a monitorizar los derechos humanos en el territorio. Las denuncias de abusos de derechos humanos a ambos lados del muro podrían ser monitorizadas por la ONU. Las autoridades marroquíes, que proclaman respetar los derechos humanos en el Sahara a pesar de los informes que denuncian lo contrario, no deberían oponerse. Les interesa demostrar al mundo que efectivamente respetan los derechos de los saharauis. Si Marruecos quiere ser una nación moderna y justa, ésta es su oportunidad de hacer lo correcto. Los gobiernos de Francia, España y Estados Unidos deben presionar a Marruecos, su aliado, para que deje de violar los derechos de los saharauis.

Ha llegado el momento de pasar página, la ONU debe recibir el apoyo necesario para resolver el problema. Marruecos no tiene autoridad legal sobre el territorio. Eso es un hecho, corroborado por todos los países del mundo. Y es raro que haya un acuerdo así en esta institución.

Por último hago un llamamiento a los líderes de Argelia, el Polisario y Marruecos para que olviden el pasado, dejen de culparse los unos a los otros y piensen en lo que es mejor para el pueblo. Solo un nuevo enfoque, con el apoyo de la ley, la justicia, y los países realmente poderosos, puede poner fin a esta situación vergonzosa de la que todos somos cómplices. Compartamos la responsabilidad y resolvamos el problema.

Muchas gracias.