«Marruecos va ganando la partida de la violación de los derechos humanos en Sahara Occidental»

 noviembre 10, 2020

 

Judith Prat, fotoperiodista

«Sahara Occidental no es un país para periodistas» es el título de una exposición fotográfica que se puede visitar en el Centro Joaquín Roncal, de Zaragoza, hasta el próximo 14 de noviembre. Los visitantes pueden ver el fruto de un taller de fotografía en el que ha participado un grupo de periodistas saharauis. Las instantáneas documentan las sistemáticas violaciones de derechos que Marruecos perpetra en la antigua colonia española, el único territorio africano pendiente de descolonización. La exposición se completa con una serie de retratos que la fotoperiodista aragonesa Judith Prat ha realizado a los compañeros de profesión que participaron en el curso. Prat, que iba a impartir esta formación en El Aaiún, fue expulsada de Sahara Occidental a las pocas horas de llegar. Ese mismo día, Reporteros sin Fronteras publicaba un informe demoledor sobre la libertad de prensa en territorio saharaui.

¿Qué es «Sahara Occidental no es un país para periodistas»?

Esta exposición parte de un proyecto del Observatorio Aragonés para Sahara Occidental que desde siempre ha denunciado las violaciones de los derechos humanos en el Sahara ocupado por Marruecos. En este caso se quisieron centrar en una de esas violaciones, la que afecta al derecho a informar. Esta conculcación de derechos es una de las más graves que está sufriendo la población saharaui: no poder contar lo que está ocurriendo allí. Los periodistas saharauis se enfrentan a enormes peligros solo por intentar contar lo que ocurre. Hay varios compañeros encarcelados en estos momentos y otros muchos han sido detenidos o han sufrido represalias solo por intentar fotografiar una manifestación pacífica, por ejemplo. Lo que pretendíamos era sortear ese bloqueo informativo, y hacerlo desde un punto de vista que a veces se nos olvida: el bloqueo y las violaciones de derechos de la población saharaui es tal que, incluso, los jóvenes saharauis tienen prohibido estudiar Periodismo. Esa carencia de formación es lo que el proyecto trataba de suplir. Ahí es cuando me propusieron participar e impartir un taller de fotoperiodismo en los territorios ocupados dirigido a todos estos informadores locales que no tienen acceso a la formación.

¿Cuándo tuvo lugar este curso?

Iba a haberse desarrollado en El Aaiún en junio de 2019. Yo viajé hasta allí para impartir el curso, pero apenas unas horas después de haber llegado a la ciudad, la Policía marroquí, sin identificarse, me sacó de la casa donde me alojaba, me interrogaron en un coche y me llevaron a un autobús para salir de Sahara Occidental. Fui expulsada de allí de forma totalmente irregular, pero ellos no sienten que tengan que dar ningún tipo de explicaciones ni que tengan que someterse a ningún tipo de legalidad internacional. El derecho a la información no solo se viola con los informadores locales, sino que los extranjeros que intentamos llegar a la zona para contar lo que ocurre, o en este caso para impartir simplemente una formación, somos expulsados.

¿Conoces más casos de compañeros que hayan ido allí para formar a los periodistas saharauis y que hayan sido expulsados como tú?

En la exposición hay una parte dedicada a las expulsiones de periodistas extranjeros, y ahí puede verse que muchos compañeros extranjeros han sufrido eso mismo en Sahara Occidental. Pero no solo los periodistas son expulsados, también abogados… Es una práctica habitual de las autoridades marroquíes que se hace con total impunidad.

Estás retratando una realidad que denunció con mucha firmeza Reporteros sin Fronteras en 2019 con el informe Sahara Occidental, un desierto para el periodismo.

Ese informe de Reporteros sin Fronteras, muy detallado, hecho de forma muy concienzuda, que recoge el testimonio de muchos compañeros que han intentado trabajar en Sahara Occidental, así como todas las violaciones y la represión que sufren, se hacía público el mismo día que yo estaba siendo expulsada de Sahara Occidental. Es un informe de referencia que recoge todas las violaciones al derecho a informar y toda la represión que sufren nuestros compañeros saharauis.

En este contexto, ¿qué periodistas son los que pueden desempeñar su profesión allí?

Excelentes profesionales que, a pesar de que no han podido recibir una formación formal en la universidad, sí han desarrollado el oficio y son excelentes profesionales que se juegan el tipo todos los días para informar. Ser periodista en Sahara Occidental no es solo un oficio, no es solo una profesión como puede ser aquí, sino que es una apuesta decidida por la verdad y por contar lo que ocurre. Se juegan la libertad en muchos casos por hacerlo. Es una labor ingente la que realizan.

¿Con qué medios cuentan? ¿Qué periodismo se puede hacer en Sahara Occidental?

Hay varios medios saharauis importantes como Equipe Media, de cuyos miembros pueden verse varias fotografías en la exposición. Están bastante organizados. El problema es que es muy difícil ejercer la profesión allí, desempeñar su trabajo, y es muy difícil que trascienda fuera. Este proyecto pretendía paliar no solo todos estos bloqueos que sufren los periodistas, sino la falta de formación. La consecuencia de todo eso que no pueden contar es que el mundo no conoce lo que ocurre en Sahara Occidental. Eso forma parte de la censura, pero para los periodistas es un deber sortear la censura, y los compañeros saharauis lo hace de forma muy valiente y decidida. Ellos siguen documentando todo lo que ocurre, algo que no es fácil, desde luego.

Eso se puede ver en la exposición.
Sí, el curso de formación que no impartimos en El Aaiún pudo desarrollarse luego en Las Palmas de Gran Canaria. Durante el mismo no solo hablamos de técnica fotográfica, sino que lo hicimos de narrativa para ver de qué forma ellos pueden contar lo que está sucediendo en los territorios ocupados. Definimos varios temas que se han traducido en las fotografías que ellos han realizado a lo largo de los meses y que cuentan qué ocurre en Sahara Occidental. En la muestra se puede ver cómo se ataca la cultura saharaui, cómo hay prohibiciones para establecer jaimas, cuando es todo un símbolo de la cultura saharaui, o para que se inscriba a los niños con nombres saharauis. O temas como el expolio de los recursos naturales de Sahara: los fosfatos o el pescado extraído de allí se comercializa internacionalmente con etiqueta marroquí. Se puede ver también la realidad de los presos políticos… Y así a todos los niveles. Ellos documentan un montón de temas que han documentado y que tratan de documentar cotidianamente para burlar ese bloqueo informativo y que el mundo sepa cómo es la vida en Sahara Occidental.
¿Por qué Sahara Occidental está bajo una ley del silencio? Durante el tiempo que has compartido con los periodistas saharauis, ¿te han dado alguna explicación sobre esta cuestión?

Un silencio cómplice además, porque España tiene un vínculo muy cercano con Sahara. Deberíamos estar de su lado, deberíamos contribuir a la denuncia de esas violaciones que están sufriendo, y lo que hace tradicionalmente España es mantener un silencio cómplice con Marruecos. Aquí en nuestro país se obvian estos temas, por eso es muy importante el trabajo de los compañeros saharauis y el de organizaciones como el Observatorio Aragonés para Sahara Occidental, que proponen una y otra vez romper esos bloqueos y apoyar a los periodistas locales parra que puedan seguir contando lo que ocurre. Además, aquí tenemos que abrir canales para que la información llegue y ellos puedan mostrar qué está pasando. No solo es importante que ellos trabajen allí, sino que aquí debemos saberlo.

Marruecos, uno de los gendarmes de la Unión Europea (UE), parece que va ganando la partida política y mediática para reafirmar su control sobre Sahara Occidental. Da la impresión de que haga lo que haga en territorio saharaui, no tendrá respuesta ni de España ni de la UE.

Claro, ese silencio del que hablábamos. Es un silencio atronador en el caso de España, que se tendría que posicionar en primer lugar del lado de los derechos humanos, y por otro lado de parte de un territorio al que estamos muy vinculados y sobre el que tenemos muchísima responsabilidad. En cambio, ocurre todo lo contrario. Se nos llena la boca con la legalidad y la legalidad internacional, pero solo cuando nos interesa, porque en este caso no hay forma de que se cumpla esa resolución de la ONU que obliga a la celebración de un referéndum. Solo con que se cumpliera eso, algo que está avalado por una resolución de Naciones Unidas, ya sería un paso importante. Pero no se ha conseguido ni eso. Marruecos, sin duda, va ganando la partida de la violación de los derechos humanos, de la opresión de los derechos humanos…

Estamos señalando la responsabilidad de Marruecos en la actual situación de Sahara Occidental, también la de España o la Unión Europea. ¿Y los medios? ¿Los medios somos responsables de que no se hable más de este agujero negro de los derechos humanos?

Sí, claro que sí. Tendríamos que fijarnos más. Hay informadores locales que están haciendo un trabajo ingente por sacar noticias y, como poco, deberíamos escucharlos y reproducir sus informaciones. La prensa también tiene responsabilidad en esto. Los periodistas tenemos que tratar de romper la censura. Allí ellos ya lo están haciendo, y nosotros desde aquí también deberíamos tratar de hacerlo. Tendríamos que informar más y mejor de lo que está ocurriendo en Sahara Occidental.

¿Intuyes que con esta exposición y la denuncia que estás realizando sobre lo que allí ocurre, tu breve paso por Sahara Occidental será, probablemente, el último?

No he intentado volver pero es seguro que no voy a poder entrar, así que por el momento no puedo acceder a Sahara Occidental, y menos con este panorama.