Persona non grata

Heraldo de Aragón, 27 enero 2019

La Rotonda.- Opinión.

Luis Mangrané

Persona non grata” me dice el policía que me separa de mis compañeros abogados que acaban de cruzar el puesto de la aduana en el aeropuerto de El Aaiún: Territorio No Autónomo del Sáhara Occidental. No soy bienvenido por los ocupantes de la última colonia de África. Antes habían estampado el sello de entrada en mi pasaporte. Algo cambia su decisión inicial de admisión y determina mi expulsión. Ningún documento oficial ni escrito sobre la orden, solo el sello de entrada tachado y emborronado como prueba de la negativa. Sucedió el martes 15 de enero y se repite la historia de 2015, cuando me expulsaron acompañando a Gervasio Sánchez. Entonces desde Casablanca, camino del Sáhara, pero en Marruecos, ahora ni tan siquiera estoy en un territorio de su soberanía. Alrededor de 150 expulsiones en los últimos dos años de las zonas ocupadas, la impunidad es absoluta y en ausencia de testigos los abusos a los saharauis pasan inadvertidos a la comunidad internacional. No es una cuestión de derecho migratorio ni tiene que ver con reciprocidad hacia los marroquíes, un pueblo que bastante tiene con padecer a una monarquía represora. Sin embargo, hay que recordar que Europa prometió en octubre pasado 140 millones de euros a Marruecos en ayuda para combatir la emigración ilegal y los primeros pagos se iban a empezar a recibir este mes de enero, algunos instrumentados a través de la cooperación internacional (una perversión del concepto ayuda internacional). ¿Hay garantías de que ese dinero no se gaste en este tipo de expulsiones? Es una cuestión de abuso de poder de un Estado que desde 1975 es premiado por invadir un país en proceso de descolonización.

Repasemos los acontecimientos de esa semana. Lunes 14, la UE y Marruecos firman un nuevo acuerdo pesquero, que incluye aguas adyacentes al Sáhara, la UE pagará una media anual de 52 millones de euros, a pesar de que incluye caladeros saharauis y de la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que dictaminó que no podría aplicarse en su territorio por estar pendiente de descolonización.

Martes 15, la abogada polaca Justyna Paulina Wrobel está en Agadir siendo objeto de un proceso vigilancia desde que fue expulsada el domingo anterior desde el Aaiún.

Miércoles 16, el periodista Brahim Dihani, miembro de la ASVDH comparece en el juicio (al que tenía previsto asistir como observador) acusado de “difamación hacia las fuerzas policiales”: fue detenido mientras realizaba fotografías a la violenta actuación de la policía hacia los manifestantes.

Jueves 17, en Smara, a la ex desaparecida durante 12 años en cárceles secretas marroquíes Sukeina Yedehlu se le impide acceder a su propia casa para reunirse con una delegación de defensores de derechos humanos de las zonas ocupadas.

Viernes 18 de enero, Aminetu Haidar se dirigió a la sede de la Misión de Naciones Unidas (MINURSO) en El Aaiún para entregar personalmente una carta en protesta por el acoso y prohibición del movimiento en el territorio pero agentes de la gendarmería le impidieron la entrada.

Sábado 19, Mohamed Tahlil preso político condenado a 20 años por el caso de Gdeim Izik permanece castigado en la cárcel de Bouzakarn (Marruecos), como represalia a su negativa a vestir ropa de preso común.

Domingo 20, la Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos, desde Tinduf, insta urgentemente a Naciones Unidas a crear urgentemente un mecanismo independiente y ampliar el mandato de la MINURSO para que pueda abarcar la protección y la vigilancia de los derechos humanos.

El sufrimiento cotidiano de las saharauis no recibe la atención que se merece. Ocasionalmente, los inconvenientes y arbitrariedades (ilegales) que atravesamos algunos hace que por empatía local se recuerde y traiga de vuelta a la actualidad el conflicto. Los gobiernos de España y Marruecos ultiman para febrero la visita del Jefe de Estado español a Marruecos, en compañía de varios ministros. No resulta mínimamente probable que nada de esto sea siquiera objeto de comentario alguno.